Cuando nosotros mostramos verdadero interés por las personas, entonces deberíamos tener mejores amigos. Esto se logra a través del aprecio honesto hacia el prójimo. Cuando nos esforzamos por llamar la atención o estamos pendientes de que la gente se interese en nosotros, estamos siendo egoístas. Sólo pensando en nosotros ¿Por qué en vez de esperar a que la gente se interese por nosotros, no somos nosotros los primeros en interesarnos por los demás?
¿Cómo podemos lograr tal cosa? Muy sencillo, simplemente hay que dejar de pensar tanto en uno y empezar a preocuparse por el otro. Por el próximo, por el prójimo. Cuando somos agradecidos y humildes con los que nos rodean, entonces las amistades tendrán la misma retribución. Serán más y mejores. Habrá una mayor calidad en la amistad. Más honestidad, más verdad. Ya lo decía Alfred Adler: “El individuo que no se interesa por sus semejantes es quien tiene mayores dificultades en la vida y causa las mayores heridas a los demás”
Entender la dignidad del hombre es también una forma de empezar a interesarse por los demás. Cuando vemos a los demás como un objeto para alcanzar nuestros objetivos, entonces no tendremos amistades, sino servilismo.
Tomemos el ejemplo de la película de Orson Welles “El ciudadano Kane”, que está basada en la vida de William R. Hearst. En la película Charles Foster Kane, nunca llega a mantener una relación estable en su vida y no hay presencia de amigos. Es un ególatra, sólo piensa en él y utiliza a sus amigos para su propia conveniencia. El staff de periodistas que trabajan en sus periódicos son los mejores de su época, indudablemente, sin embargo ninguno muestra en la película amistad real, más que un vil y pragmático servilismo. Finalizando la película vemos a Kane sólo en su enorme mansión, llena de estatuas, pinturas, una desproporcionada chimenea, extensos jardines… pero ¿de qué sirve toda esa acumulación materialista, si no tenemos amigos con quien compartir? Finalmente se devela el misterio de lo que es Rosebud última palabra mencionada por él. Es un trineo que tuvo en la infancia, único momento en que, sospechamos, fue feliz.
En conclusión podemos decir que la amistad es dar. La amistad nos hace más humanos y más perfectos. Concluimos con esto que el hombre es un ser social y gregario por naturaleza.
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