sábado, 27 de febrero de 2010

Con dos “Sí” bastan


Cuando estemos hablando con alguien, y notamos que hay una divergencia, una contrariedad, tratemos de en lo posible hacer énfasis en los puntos donde estamos de acuerdo. Si conseguimos que nos digan dos “sí” continuos lo tenemos en nuestra mano.

Si comenzamos la discusión con él diciendo que No, ya es extremadamente difícil que cambie de opinión. El profesor Overstreet decía al respecto “Un no como respuesta, es un obstáculo sumamente difícil de vender. Cuando una persona ha dicho No, todo el orgullo que hay en su personalidad exige que sea consecuente consigo mismo.

Debemos hacer como Sócrates que usaba la técnica de la mayéutica. La mayéutica es el arte, literalmente de dar a luz a las ideas, de parirlas pues. Sócrates con su razón hacía que las personas que lo contradecían se dieran cuenta que estaban en el error, acorralándolo con preguntas a las que prácticamente estaban obligados a decir que “Sí”. Con un par de preguntas de Sócrates y ya los hacía polvo.

Así que, si estamos seguros de que nuestro contrincante está en el error, no se lo echemos en cara no, más bien démosle chance con preguntas lógicas y evidentes que están equivocados. ¿Para qué asumir una postura sobria demostrando algo que no ven, cuando por las preguntas podemos hacer que las cosas caigan por su propio peso?

En conclusión consiga pues sus dos Sí usando las preguntas correctas y tendrá el secreto de Sócrates en sus manos

miércoles, 24 de febrero de 2010

Thomas Hobbes y El Leviatán

Thomás Hobbes, filósofo inglés nacido en 1588 en Westport, Inglaterra y muerto en diciembre de 1679. Su obra principal, El Leviatán, es un libro que versa sobre su visión política del mundo. En ella plantea que el hombre es un ser que no posee ningún tipo de moral ni de ética y que es un ser solitario y asocial que cuando se encuentra con un igual suyo, cae en un estado de anarquía, porque está en la naturaleza del hombre la supervivencia animal, siendo un lobo de nada confiar
Precisamente por eso Hobbes plantea que la sociedad fue creada a través de un pacto social, en el cual el hombre le cede casi todas sus libertades a un Monarca absolutista, que va a representar el estado, para imponer un orden a través del miedo, de esa manera el hombre puede estar seguro de que no lo van a matar mientras duerme, por ejemplo. El estado es pues representado por Hobbes por una criatura mítica llamado El Leviatán, un terrible monstruo marino, que proteje a la sociedad de otro monstruo mucho peor que es el Behemot, representación de la guerra
Precisamente por este servicio que el Monarca le da a su pueblo de evitar a toda costa la guerra, es que el Rey no puede ser juzgado bajo ningúna circunstancia así rija de manera injusta. En conclusión para Hobbes si el Monarca Absoluto consigue orden en la sociedad, la une a través del miedo y evita la guerra, el absolutismo (la dictadura en la actualidad) está totalmente justificada. Otra caracteristica es que el Rey a pesar de ser una figura hereditaria en el principio de los tiempos es elegido por el hombre primitivo. Hobbes da la excepción de libertad de que los ciudadanos puedan sacar al Rey, cuando éste no garantiza la paz y lleva a su pueblo a la guerra. Hobbes lo dice con éstas palabras "Las leyes de la naturaleza son inmutables y eternas, pues la injusticia, la ingratitud, la arrogancia, el orgullo, la iniquidad, el favoritismo de personas y demás no pueden hacerse legitimos, porque no puede ser que la guerra preserve la vida y la paz la destruya"

Causas de la expansión de Europa hacia África y el Nuevo Mundo



Las causas de la expansión europea hacia el África y las Américas son muy diversas. El siglo XV es una época de florecimiento económico para Europa. A pesar de que ésta es una región infértil, propenso a invasiones, sin un liderazgo central y un nivel tecnológico bajo, logra imponerse ante el mundo. Turquía y China frenan sus expansiones, se estancan, y dejan de ser lo que en tiempos pasados fue una potencia. Europa logra fortalecerse económicamente a través de vías comerciales marítimas gracias al mar del Norte, el mar Negro y el Mediterráneo. La alianza del monarca con el burgués le proporcionó al continente una seguridad relativamente fuerte, que ayudó a su apogeo.

A pesar de éste apogeo, en los reinos de Castilla y Aragón, todavía existe una visión medieval con un estado de tipo arcaico. A eso debemos sumarle la expulsión de los Moros, producto de la paranoia milenarista de la inquisición de Tomás de Torquemada y los Reyes Católicos, que dejó a estos reinos en la ruina. El bloqueo comercial de Constantinopla, obligó a buscar nuevas rutas comerciales. Una tercera razón es el deseo de Conquista de todos estos reinos, producto de 700 años de guerras contra los árabes (moros). La llamada reconquista dio a estos individuos la ambición de querer seguir conquistando nuevas tierras, muy ligado a querer expandir el cristianismo a otras tierras.

Los portugueses decidieron tomar el camino por el sur donde se encontraron con las tierras africanas, proyecto que comienza con Enrique “El Navegante” y que tardaron unos cien años en ir descubriendo. En cambio en Castilla y León, es aceptada la tesis de Cristóbal Colón de que el mundo es redondo, y que por Oriente se puede llegar a Occidente. Con lo que no contó Colón, para fortuna del reino, es que había un continente totalmente nuevo en el camino.

lunes, 15 de febrero de 2010

Más miel y menos hiel


Cuando tenemos un problema, cuando las cosas no nos salen bien, solemos gritar, discutir con mucha energía y hasta podemos llegar a extremos de insultar.

Probablemente quien está discutiendo con nosotros, va a responder de la misma manera, produciendo así una incomunicación. Si tenemos un problema ¿lo lógico no es que queramos resolverlo y no empeorarlo? Es precisamente por eso que no podemos comenzar con agresividad, con intenciones de pelear, porque jamás llegaremos a una solución.

En vez de eso, debemos tranquilizarnos, respirar hondo, y comenzar la conversación con calma. Abraham Lincon dijo en una ocasión: “Un poco de miel atrapa más moscas que un galón de hiel”.

Por ejemplo, si en una panadería nos venden un pote de leche que ya estaba caducado, la compramos y llegamos un par de días después, insultando al panadero, diciéndole que es un tal o un cuál, que es un irresponsable y un tramposo y otras cosas más, el panadero probablemente reaccionará de una forma violenta y nos gritará y nos iremos muy molestos, sin haber obtenido más que insultos y ruidos. Por el contrario, si llegásemos más bien en forma humilde, como su amigo, diciéndole que debería tener más cuidado, que eso podría afectar a su negocio, dándole una mala imagen, pero sin gritos y sin insultos, entonces el panadero considerará y hasta posiblemente una compensación nos dará.

En el teatro Trasnocho se está representando actualmente la obra “Dios salvaje” de
Yasmina Reza. Dos parejas que se reúnen en una casa para discutir porqué uno de sus hijos golpeó al otro con un palo rompiéndole un par de dientes. Lo que en un principio parece ser una simple conversación tolerante e intrascendente que se resolverá como personas civilizadas, adultas y maduras, termina siendo una interminable discusión sin ningún tipo de autocontrol por parte de ninguno de los personajes emergiendo lo más cruel y horroroso del ser humano. Insulto tras insulto, la intolerancia total sin ninguna intención de llegar a un acuerdo, ni a un consenso termina por destruir a los cuatro personajes.

Lleguemos pues a un buen acuerdo, y recordemos que nuestro objetivo es llegar a la concordia y al consenso. No peleemos y recordemos siempre éstas palabras de Dale Carnegie “(…) Si UD. quiere ganar a alguien a su causa, debe convencerlo primero de que usted es un amigo sincero. Ahí está el poco de miel (del que hablaba Abraham Lincon) que atrapa su corazón; el cual, dígase lo que se quiera, es el camino real hacia su razón”.

sábado, 13 de febrero de 2010

Echándole coco a la filosofía

¿Por qué es el hombre diferente del resto de los animales y plantas? Esa es una de los grandes temas que les ha interesado a los filósofos desde tiempos antiguos. El hombre y su relación con la naturaleza. Solemos decir, a veces muy a la ligera, que el hombre pertenece a la naturaleza, porque duerme, come, se reproduce y tiene instintos, tal como lo hacen los animales, y es correcto. Sí pertenecemos a la naturaleza.
Pero el hombre tiene algo más, que nos hace únicos y diferentes de éstos animales y plantas y es que pensamos, estamos consientes de ello, tenemos la capacidad de elegir y además tenemos pasiones, cosa que los animales no.

Es entonces cuando el hombre comienza a preguntarse si hay algo más allá de la naturaleza. ¿Vivimos realmente acordes a la naturaleza? Un antiguo griego o romano hubiese dicho que sí y al cien por ciento. ¿Somos cien por ciento naturales?

¿Significa que el hombre debe vivir bajo unas leyes creadas por la naturaleza, como decía el estoico Séneca?
Pero es que ¿Acaso sabemos qué es lo que la naturaleza nos manda? ¿Es acaso posible que tal cosa como la naturaleza pueda mandar sobre el hombre? No, no, no y mil veces no. No estoy hablando de los fenómenos naturales. Tampoco hablo de las limitaciones físicas del hombre. Yo hablo de la sociedad en sí. No puede existir tal cosa como una sociedad perfecta, eso sólo es un argumento etnocentrista para imponer un modelo de sociedad al resto del mundo, como lo hace Estados Unidos,
por ejemplo. También hay filósofos como Karl Marx
que pretendían que la sociedad perfecta llegaría cuando el proletariado tomara por las armas el poder creando una dictadura y eliminando así a la burguesía, entonces la sociedad seria perfecta. Ya sabemos en qué terminó los gobiernos de Mao Tse Tung, Stalin o Fidel Castro, por poner a los más fieles del comunismo. No existe tal cosa como la sociedad perfecta y tampoco tiene mucho sentido buscar tales modelos.










El estado, como decía John Locke, es un contrato.

Por eso, y aunque suene muy obvio, las leyes del hombre, son creadas por la sociedad (Es que hay mucha gente que no entiende eso y dice que es al contrario, por eso hay que decirlo)Es por eso que la misma sociedad debe ser muy cautelosa y no permitir que ese hombre escriba leyes injustas, o mande de forma autoritaria y totalitaria como lo hicieron en su momento Hitler o Franco o Stalin como ya mencione anteriormente. Esa sociedad es parte de lo que podemos llamar las diferentes culturas. En ese sentido hay tantas culturas como sociedades puedan existir. Por lógica simple, si la sociedad es creada por el hombre, la cultura también lo es. Cultura viene del latín Agricultura, cultivo, creación. Cultura es toda creación del hombre.

Teniendo claro esto, podemos concluir que si viviésemos acordes a la naturaleza no nos vestiríamos, ni existiera la moda, no conviviéramos con costumbres establecidas, comeríamos sin cubiertos y tenedores (En el caso de la cultura occidental), porque no existiría la sociedad, ni cultura. Desde que el hombre primitivo usó su inteligencia para agarrar un hueso y así defenderse de los otros animales, no sólo creó una nueva técnica para su defensa propia, sino que creó arte y cultura, que junto con el trabajo que fue desarrollando con el ensayo y el error, fue sofisticándose cada vez más y haciéndose cada vez más diferentes de la naturaleza. Ya lo decía Nietzsche
a los estoicos: < ¿Ustedes quieren vivir con “arreglo a la naturaleza”? ¡Oh nobles estoicos, qué engaño el suyo! Imaginen una organización tal como la Naturaleza, pródiga sin medida, indiferente sin medida, sin intenciones y sin miramientos, sin piedad y sin justicia, al mismo tiempo fecunda, árida e incierta; imaginen la indiferencia misma erigida en poder: ¿Cómo podrían vivir conforme a esa indiferencia? Vivir ¿No es precisamente la aspiración a ser diferente de la naturaleza? Ahora bien, admitiendo que su imperativo “vivir conforme a la naturaleza” significara en el fondo lo mismo lo mismo que “vivir conforme a la vida”, ¿No podrías vivir así?, ¿Por qué hacer un principio de lo que ustedes mismos son, de lo que no tienen más remedio que ser? De hecho es todo lo contrario: Al pretender leer con avidez el canon de su ley en la Naturaleza aspiran a otra cosa, asombrosos comediantes que se engañan a ustedes mismos. Su fiereza quiere imponerse a la naturaleza, hacer penetrar en ella su moral, su ideal>. Entonces cabe preguntarnos ¿Vale la pena pensar en vivir en lo que la sociedad o ciertos filósofos dicen que es lo “natural”? Bueno, la verdad es que yo no soy quien para decirle a tal o cual persona que no lo haga, porque el hombre es libre y cada quien elije vivir como mejor le parezca. Sin embargo, siento la necesidad de expresar mi opinión y para mí los que dicen que la verdad es una sola o bien es porque se engañan o es porque quieren poner su ideal al resto del mundo. Por ejemplo para la cultura latinoamericana, darle de beber vino a un niño es malo porque eso esta fuera de los parámetros de la sociedad latinoamericana, pero en Europa, una sociedad que le hace culto al vino, es totalmente normal que un niño tome vino, claro que dentro de la moderación. No estoy llamando a la embriaguez ni nada por el estilo. Cabe preguntarnos entonces ¿Es que acaso la sociedad occidental es mejor que la oriental? ¿Es que acaso el ser humano se divide en razas y hay unas superiores y otras inferiores? Sólo un cínico como Hitler
pudo pensar así en su tiempo. Las culturas son todas relativas y por lo tanto todas son válidas; el relativismo es, después de todo, la base del pluralismo. Lo difícil es que la vida esta llena de ideas controversiales donde decir “esta bien” o “esta mal” no basta. Sólo cuando un individuo piensa que su cultura es mejor y quiere imponerla a la fuerza es cuando la pluralidad se corrompe. Es indudable que el hombre tiene apetitos sensitivos como la necesidad natural de comer o como diría Fernando Savater “(…) también es naturalísimo el instinto sexual, pero no el tabú del incesto, el matrimonio, el amor romántico o los veinte poemas de amor y una canción desesperada de Pablo Neruda” Sería muy egocéntrico y pretencioso creer que la naturaleza haya sido creada para el hombre.

El hombre está en un nivel muy superior a la naturaleza, sin embargo ningún hombre está por encima de otro. Y es por eso que, a diferencia de los animales y plantas nosotros, tenemos libertad y la reconocemos. Es por eso que podemos, comer con cubiertos, crear sistemas políticos, creer en seres superiores y hasta escoger nuestras tendencias sexuales. Aunque para algunas corrientes más pesimistas como la de Jean Paul Sartre,
tener libertad y reconocerla es una condena, por aquello de las nauseas que nos produce tal responsabilidad.

La libertad tiene varias acepciones o dimensiones. Una es la libertad de actuar donde ningún impedimento físico o psíquico nos lo impida.

Por ejemplo: Yo tengo la libertad de moverme con mis pies, pero cuando sufro de alguna lesión, mi libertad de caminar se limita, cuando me encarcelan, mi libertad de actuar también se limita. Lo mismo pasa con la segunda dimensión que es la social o política; si yo soy rechazado por la sociedad, o cierran canales de comunicación como este gobierno lo ejecuta descaradamente mi libertad también se verá limitada, por esos factores externos. La tercera dimensión un poco más complicada de ver pero es la fundamental.

Ésta si es ilimitada. Es la que nadie te puede quitar: son los sueños, los anhelos que uno tenga, incluso el pensar así sea para tus adentros. No importa si tienes una pierna lesionada o estas encerrado en la cárcel, o cierren todos los medios de comunicación, tu libertad de querer realizar un viaje, de realizar un proyecto, de soñar, de pensar diferente al gobierno, no te lo puede quitar nadie. La última dimensión es mucho más difícil y complicada que la anterior, es la de querer hacer lo correcto, aunque no podamos. Es cuando el “querer ser” se enfrenta a “lo que soy”. Cuando estamos en peligro, lo primero que se nos viene a la mente es correr, aunque en el fondo queremos ser valientes y enfrentarnos nos da miedo y preferimos no arriesgarnos, por otro lado hubiésemos querido ayudar y mucho menos queremos ser considerados cobardes, lo que hace complicada esta dimensión. Aunque para
Arthur Schopenhauer esta última dimensión de la libertad no existe, ya que realmente somos lo que queremos ser y no otra cosa. Es decir para Shopenhauer si yo soy "malo", es porque yo así lo quiero

El hombre, por el simple hecho de que es un ser superior tiene el derecho a ser respetado como tal. Éste respeto se llama dignidad y se puede dividir en natural o moral. La dignidad natural es la que tenemos todos Fernando Savater
lo conceptualiza como “la inviolabilidad de cada persona, el reconocimiento de que no puede ser utilizada como mero instrumento para la realización de fines generales (…) es el reconocimiento de la autonomía de cada cual para trazar sus propios planes de vida (…) sin otro límite que el derecho semejante de los otros de la misma autonomía” La dignidad moral es definida por Savater como “el reconocimiento de que cada cual debe ser tratado socialmente de acuerdo con su conducta, mérito o desmérito personales, y no según aquellos factores aleatorios que no son esenciales a su humanidad: raza, etnia, sexo, clase social, etc.” Por ejemplo, la homofobia de la iglesia, les da paso para que violen la dignidad moral del homosexual acusándolo de lo que ellos llaman “desviaciones antinaturales”.



Henrik Ibsen en sus obras presenta la lucha del ser humano por tener el libre albedrío. En su obra Casa de Muñecas, vemos un ser despreciable, machista y controlador llamado Torbaldo que está casado con Nora y que pisotea su dignidad moral reprendiéndola y recriminándola psicológicamente. Al final triunfa la justicia y su libre albedrío y Nora se va de la casa y lo deja sólo con sus hijos, es decir, recupera su dignidad y su felicidad. Quizás no haya sido un acto muy moralista que digamos, pero una vida sin felicidad no es una vida plena así haya tenido que dejar a sus hijos que tanto ama. Amor, ¿Y eso es un tema que a los filósofos les interesa? Indudablemente que sí.


Al principio de este ensayo dije que entre los elementos que diferencian a los hombres de los animales están las pasiones. El amor es una de ellas. Por eso es que decimos coloquialmente que uno ama con pasión. Cuando existe el amor es porque hay un vínculo afectivo entre una persona y otra. Pero hay algo más que un vínculo afectivo. Si el amor sólo fuese eso, no habría diferencia entre amistad, admiración, y amor por ejemplo. Y es que el amor es irracional, no se puede explicar en palabras. Cuando existe amor, la vida del otro está por encima de la tuya y eso es algo que la razón no puede explicar. El amor es sufrimiento y también es felicidad.

Entonces cual es la diferencia entre la felicidad y sufrimiento. ¿Es el sufrimiento parte de la felicidad?














Indudablemente. No es porque el sufrimiento en si mismo sea bueno, sino porque para saber qué es la felicidad, tenemos que saber diferenciarlo del sufrimiento. Volvamos al ejemplo de Nora. Evidentemente Nora no se sentía feliz estando casada con Torbaldo, esto la hacía sufrir, pero es este sufrimiento la que le hizo entender a Nora que no era feliz, que algo le faltaba, que había un vacío en ella. Entonces cabe preguntarnos ¿Podemos saber qué es la felicidad si no sabemos diferenciarla del sufrimiento? ¿Podríamos llevar una vida superficial donde evitamos sufrir y realmente saber si estamos siendo felices? Puede ser que sí, pero yo creo que no. La felicidad es fundamental para la vida del hombre, de hecho es uno de los tres preceptos de la revolución norteamericana “Libertad, Igualdad y Felicidad”

Es por eso que sin sufrimiento no puede haber felicidad. ¿Qué es la felicidad? Es lo contrario al sufrimiento. ¿De qué se compone la felicidad? Pues de pequeñas alegrías y placeres, por lo menos hasta que morimos. No podemos olvidar que tenemos un tiempo límite de vida que, por una u otra razón desconocida se acaba.

lunes, 8 de febrero de 2010

Errar es de humanos

“Errar es de humanos” frase hecha que se encuentra instalada en nuestro colectivo heredada desde la cultura romana con su errarum humanun est y que es una de las verdades universales de este mundo. La realidad es que está en nuestra naturaleza humana equivocarnos, y por instinto solemos tratar de justificarnos, nos ponemos a la defensiva y le echamos la culpa al otro.

Esta actitud lo único que nos traerá es problemas. Nos calificarán de mentirosos, y con el tiempo dejarán de confiar en nuestro criterio. Pero que tal si en vez de eso, admitimos nuestro error y rectificamos. Sin excusas y sin rodeos. Ferdinand E. Warren, artista norteamericano dijo “Hay un cierto grado de satisfacción en tener el valor de admitir los errores propios. No sólo limpia el aire de culpa y actitud defensiva, sino que a menudo ayuda a resolver el problema creado por el error”

Cuando el presidente de la República


se pone a la defensiva frente a sus errores, excesos y equivocaciones, y en un afán de justificarse, busca vanas excusas o simplemente le endilga la culpa a sus subalternos ministros o a la oposición o a los gobiernos anteriores o a los invasores extranjeros, no hace más que evidenciar sus errores quedando expuesto públicamente y demostrando su incapacidad y su falta de modestia. Dale Carnegie lo dice de esta manera “Cualquier tonto puede tratar de defender sus errores, y casi todos los tontos lo hacen, pero está por encima de los demás, y asume un sentimiento de nobleza y exaltación quien admite sus propios errores”

Así que admitamos con seguridad, con prontitud y enfáticamente que nos hemos equivocado y nos lo agradecerán enormemente, y nos sentiremos mejor con nosotros mismos.

Tolerancia


Todos nosotros tenemos una visión, una percepción de la vida diferente. Eso es porque cada cabeza es un mundo y es imposible que todos pensemos de la misma forma. Recuerdo, que un profesor siempre nos decía, que nadie tiene la hipoteca de la verdad en sus manos, y tiene razón. Es por eso, que debemos aprender a ser tolerantes con quienes nos rodean.

Debemos tener mucho cuidado al formular nuestras opiniones. Al hablar, debemos aclarar siempre, que lo que decimos no es más que una opinión y podemos estar equivocados. Nunca debemos empezar una oración con, “Esto es así” o “Te voy a demostrar que lo que dices es falso”, porque podemos estar equivocados. Más bien tratemos de comenzar con “Me parece, aunque no estoy muy seguro que…”, “Yo por mi parte opino, que deberíamos… aunque si alguien tiene una mejor idea…” o “Yo me he equivocado muchas veces, pero creo que…” De esa manera, todos querrán escucharnos con mucha atención y además ellos tenderán a adoptar una posición en la que también pueden estar equivocados.

Nunca digamos a tal o cual persona que se equivoca directamente; hagámosle saber primero que es una opinión personal nuestra, que podemos estar en lo incorrecto, y de esa manera se abrirán para rectificar, si estaban en lo incorrecto, o si es en caso contrario, salimos ilesos y rectificamos nosotros, si tenemos que hacerlo.

En nuestro acontecer político cercano, tenemos a un país polarizado, donde el presidente grita e insulta y la oposición herida, responde con argumentos muy lógicos, que el gobierno se equivoca, pero presentándolos como una verdad absoluta. Con respecto a esto, Dale Carnegie el sociólogo norteamericano dice “Podrá usted volcar sobre él toda la lógica de un Platón, o de un Kant, pero no alterará sus opiniones, porque ha lastimado sus sentimientos”. Claro está, todo esto es, una opinión.

martes, 2 de febrero de 2010

Sonría, por favor



Dicen que una imagen vale más que mil palabras, no hay nada más cierto. De la misma manera, un pequeño detalle en el momento y lugar indicado harán una gran diferencia. ¿Nos hemos puesto a pensar que una sencilla sonrisa puede hacer una gran diferencia en nosotros?

Cuando sonreímos damos una imagen positiva de nosotros mismos. Esta imagen es captada por los demás y de esa manera tan sencilla podemos dar una buena primera impresión, algo muy importante para la socialización.

La alegría, empieza con nosotros mismos. Es por eso que a la primera persona a la que le debemos sonreír es a nosotros mismos. Sonriámonos pues, que eso nos hará alegres y como todos saben, la alegría nos acerca a la felicidad. Cuando estemos solos, cantemos una canción, miremos al sol, elevemos las manos y gritémosle al mundo “¡SOY FELIZ!” y la alegría nos invadirá y tendremos una mejor disposición hacia las cosas.

El escritor universal Shakespeare dijo una vez “Nada es bueno o malo, sino que el pensamiento es lo que hace que las cosas sean buenas o malas” así que pensemos en positivo y el mundo se tornará positivo hacia nosotros.

Los cristianos tienen su teoría de que la felicidad se encuentra después de la vida, y que aquí debemos empezar a buscarla siendo un hombre de bien, ya que hacer el bien trae la felicidad. Los agnósticos y materialistas dirán que la felicidad es la acumulación de los momentos alegres de la vida. En lo que sí coinciden ambas posturas es que uno de los objetivos principales del hombre es la búsqueda de la felicidad. Como dice Abraham Lincon “casi todas las personas son tan felices como se deciden a serlo”

Por eso sonría, sea feliz y verá cómo su vida cambiará radicalmente. Recordemos que una simple sonrisa puede alegrarle el día a cualquiera y usted se sentirá bien consigo mismo y se le alegrará el día también. Por eso sonría, por favor… a pesar de todo