sábado, 27 de febrero de 2010

Con dos “Sí” bastan


Cuando estemos hablando con alguien, y notamos que hay una divergencia, una contrariedad, tratemos de en lo posible hacer énfasis en los puntos donde estamos de acuerdo. Si conseguimos que nos digan dos “sí” continuos lo tenemos en nuestra mano.

Si comenzamos la discusión con él diciendo que No, ya es extremadamente difícil que cambie de opinión. El profesor Overstreet decía al respecto “Un no como respuesta, es un obstáculo sumamente difícil de vender. Cuando una persona ha dicho No, todo el orgullo que hay en su personalidad exige que sea consecuente consigo mismo.

Debemos hacer como Sócrates que usaba la técnica de la mayéutica. La mayéutica es el arte, literalmente de dar a luz a las ideas, de parirlas pues. Sócrates con su razón hacía que las personas que lo contradecían se dieran cuenta que estaban en el error, acorralándolo con preguntas a las que prácticamente estaban obligados a decir que “Sí”. Con un par de preguntas de Sócrates y ya los hacía polvo.

Así que, si estamos seguros de que nuestro contrincante está en el error, no se lo echemos en cara no, más bien démosle chance con preguntas lógicas y evidentes que están equivocados. ¿Para qué asumir una postura sobria demostrando algo que no ven, cuando por las preguntas podemos hacer que las cosas caigan por su propio peso?

En conclusión consiga pues sus dos Sí usando las preguntas correctas y tendrá el secreto de Sócrates en sus manos

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