jueves, 30 de abril de 2015

Más pequeños que el Guggenheim.

           

El Guggenheim es un museo de arte contemporáneo que queda en Bilbao-España (y tengo entendido que hay otro en Nueva York). Su arquitectura es contemporánea (¿De vanguardia?), y visto desde afuera pareciera tener la apariencia de un barco. Comparativamente con otros museos, como el Metropolitan, el Prado, el Lourve, podría decirse que es pequeño, aunque no disertaré más sobre este punto, pues temo escribir alguna imprudencia y/o imprecisión de temas que no domino en su totalidad.

         Esta obra que trajo el grupo mexicano “Los Guggenheim”, más allá de hacerle honor al nombre de su grupo, no trata, como podría pensarse, de arquitectura, ni artes plásticas, ni vanguardias pictóricas, sino sobre las frustraciones.  
Gorka y Sunay, un dramaturgo y un director, regresan a México después de su viaje a España en busca de un mejor futuro, sin un centavo en la cartera. Frustrados, estos dos recuerdan cuando estuvieron frente al museo en cuestión y se sintieron tan chiquitos ante tan imponente museo, que deciden finalmente regresarse a su país natal, no tan jóvenes ya y con ganas de seguir haciendo lo que mejor saben: Teatro.  

         Se ponen manos a la obra y contratan a dos “no-actores”, un simple vendedor llamado “Jamblet” y un albino, Al. En el fondo todos son unos outsiders, una comedia que nos hace reflexionar sobre la frustración y la amistad. Como buena comedia tiene un final alegre, cuando finalmente todos se aceptan a sí mismos y donde las frustraciones los llevan a seguir intentándolo hasta que alcanzan finalmente el éxito.

         En tono de comedia la obra se va desarrollando con rupturas a la cuarta pared entre cada uno de los personajes, con un ritmo bien llevado, los textos bien concatenados y con una escenografía tan sencilla como una mesa de madera, cuatro sillas y una lamparita que cuelga del techo.


         Una obra que a mí personalmente me tocó de manera especial, pues deja un final esperanzador en el arte dramático en el que creo fervientemente, y como la obra es meta ficcional, (pues ellos están representando la obra que el dramaturgo escribe al final de la pieza), la esperanza es doble pues también me dice que hay buenas obras que están haciéndose fuera de nuestras fronteras.  

martes, 21 de abril de 2015

¿Otelo?

El grupo teatral Gabriel Chamé, de Argentina, invitado especial del festival, llegó con Otelo. Cuando pienso en Otelo no puedo evitar pensar inmediatamente en la versión en la que Laurence Olivier se pintó la cara de negro para representarlo o más contemporáneamente a Laurence Fishburne (Sí, Morfeo en Matrix) y Kenneth Bragnnar en su propia versión.

Incluso no pude evitar pensar en la versión de Javier Moreno, que, aunque tenía sus desaciertos a nivel de dirección, tiene las magistrales actuaciones de William Cuao y Antonio Delli. La primera observación antes de ver esta versión de Otelo, es no haber visto en ninguna foto del montaje a un actor negro. Me dije, “qué montaje tan raro, no creo que vayan a maquillar a un blanco”.

Efectivamente es la primera observación que haces de la obra apenas comienza, 



“¡Una obra que tiene como principal tema el racismo (además de los celos), y no hay un negro en escena!”


Al principio pensé que los actores estaban un tanto sobreactuados, pero después caí en cuenta que se trataba de una parodia, lo cual me asombró bastante. La sinopsis que te da el festival no te lo da a entender así: “Othelo es actual y me cuestiona sobre: el amor, la lealtad, el racismo, la ambición, la violencia doméstica, envidia, celos, frialdad científica y/o creencia sanguínea. ¿Qué es para nosotros un negro, un mentiroso, y la venganza?”

Al principio estaba horrorizado por lo que estaban haciéndole al Otelo de Shakespeare, después recordé que Aquiles Nazoa, uno de los mejores dramaturgos de principios del siglo XX en Venezuela, se dedicó en su mayoría a la parodia, sin embargo recordé también que Aquiles cuidaba muy bien sus textos, todos en verso y de una riqueza literaria incomparable.

A pesar de este primer shock, pude entregarme al género y disfrutar de la pieza. Los cuatro clowns de la pieza mantienen en sus 2 horas de obra la atención del público haciéndolo reír en todo momento. Sólo en el momento en que Otelo se llena de celos y asesina a Desdemona es que hacen de la obra una tragedia. El resto es parodia. No hay intención de tomar en serio ninguno de los temas subyacentes de la obra, sino de hacer burla de ellos para buscar la risa fácil del público.

La escenografía son unas cajas que mueven de un lado a otro para crear los distintos escenarios de la obra. Me sorprendió que con cuatro actores pudieran hacer todos los personajes. Un actor para Yago, otro para Desdémona, otro para Otelo y el otro que hace al resto de los personajes, Cassio, Rodrigo, Emilia, Bianca y Ludovico.

Tuve la interrogante durante casi toda la pieza, “¿Y cómo van a resolver la escena en que Rodrigo mata a Cassio?”, Respuesta que dejó sorprendidos a todos, pues el actor en ese momento debía hacer los textos de ambos personajes cambiándose inmediatamente la utilería que llevaba encima por cada texto dicho, para finalizar con el llamado de Ludovico, proeza para cualquier actor cómico, pues mantuvo el ritmo de la comedia que llevaban intacta. (Pensando que ya la obra tiene 1 hora 40 en este punto.)   


Una parodia divertida, bien actuada (o payaseada) y te mantiene por dos horas entretenido. Personalmente no la volvería a ver, sin embargo no puedo dejar de admitir que me divertí viéndola, y como esa era su intención, puedo decir que logran su cometido. 

lunes, 20 de abril de 2015

Gatomaquia y Un poco invisible.

Tuve oportunidad de ver dos obras infantiles que ofrece el festival de Caracas, el mismo día, y en la cual salí fastidiado de una y conmovido de la otra.

Gatomaquia es un poema de Lope de Vega que un grupo uruguayo llevó al teatro. Nunca he estado en contra de hacer adaptaciones, el problema es cuando no se respetan las leyes de lo que estás transformando.

Celina Sabor, especialista en el tema, afirma que Gatomaquia puede ser perfectamente un argumento de una Comedia de capa y espada en donde las Silvas I, II y III sirven de primer acto, en el que se presentan los amores de Marramaquiz y Zapaquilda y aparece Micifuz, un gato forastero rico, que conquista con dádivas el corazón de la gata.

Las silvas IV, V y VI sirven de segundo acto que empieza con la locura celosa de Marraquiz. Hay un concierto de las bodas de Zapaquilda y Micifuf, a lo que le sigue un segundo ataque de locura furiosa del despechado que produce el rapto de la novia el día de las bodas, y Micifuz que le declara la guerra. La silva VII funciona de tercer acto en el que la fatalidad del destino favorece a Micifuf; Marraquiz es asesinado por un cazador. Afirma la especialista que, “Un estudio en profundidad de la morfología de “La Gatomaquia” llevaría incluso a demostrar el ritmo teatral de la acción”. No hay dudas entonces, de que este poema es teatralizable.

Sin embargo a pesar de lo teatralizable de este poema, esta compañía uruguaya no supo hacer una buena adaptación. Predomina la narración en detrimento de la acción dramática, no fijas a ningún personaje porque no están delineados, las acciones se pierden, sientes que todo es repetición de lo anterior, la hora y media se te hace interminable. Terminas teniendo un texto muy bonito, pero poco atractivo dramatúrgicamente.

Además de eso, Gatomaquia tenía poco atractivo a nivel de dirección. Más allá de que los actores ocasionalmente tocaban uno que otro instrumento en escena, y un momento en el que rompen con un rap, sigue sin ser interesante la puesta. Creo que les hubiese ido mejor haciendo Fuenteovejuna.


Por el contrario, “Un poco invisible” fue una experiencia magnífica, a través de una perfecta fusión entre stop-motion, doblaje en vivo y dos actores, se logró un resultado muy interesante. Una historia además conmovedora, sobre la culpa de un niño por la muerte de su madre canalizado por un amigo imaginario “casi invisible”. Incomprendido por el mundo de los adultos, finalmente es el abuelo quien lo comprende y lo libera de su culpa, por tanto su amigo termina por desaparecer. Totalmente recomendable. 

domingo, 12 de abril de 2015

¡Arranca el festival!

Si hay algo que este gobierno nos está recordando todo el tiempo, a toda hora, en todo momento, es que todo lo que construyen con las manos, lo destruyen con los pies. Después de haber organizado un festival de talla internacional, con una excelente escogencia, comienzan ellos con mal pie.

Me refiero por supuesto al día de la inauguración, el viernes 10. En esta función especial en la que cada agrupación tenía derecho a dos entradas de cortesía, nos recibe conque nosotros llegamos tarde, habiendo estado allí a 20 para las 5pm, y por eso no podían darnos nuestras entradas porque la taquilla ya cerró.

No fui el único, mi madre, Vladimir Vera, Fedora Freites, Francis Rueda, Aura Rivas, entre otros estuvimos en el mismo embrollo, hasta que tuvo que bajar el Presidente de FUNDARTE a disculparse y conseguirnos puestos pues la inoperancia de protocolo no pudo lograrlo.

Entramos a las 5pm, hora en la que estaba estipulado comenzar, y en la que hicieron esperar a todo el público más de una hora porque el Alcalde (léase de Libertador) no había llegado a dar su discurso de apertura. A las 5 y 15pm entra alguien de protocolo a anunciarnos que la obra no comenzará todavía, pues el Alcalde dará su discurso primero y dando además órdenes a los medios de comunicación, sobre su organización. Mientras pasaba el tiempo, los aplausos de presión y desaprobación no se hicieron esperar, pero ninguno surtió efecto.

No es sino hasta las 6 y 15 que entra Ernesto Villegas al que media sala abucheó. Lanza un “Viva Chavez”, y comienza su discurso proselitista con el mismo disco rayado de siempre. Después sale Jorge Rodríguez también se lanzó otro discurso y en el que no dejábamos de tener el mal sabor en la boca después de haber esperado tanto. Había además más invitados políticos que artísticos.

Finalmente comienza la obra a las 6 y 20, Paganini, del que puedo decir en principio,

Gracias por haberme hecho pasar el mal trago anterior. Paganini, son un cuarteto, que no solo demuestran sus dotes como músicos sino como clowns, un espectáculo por demás interactivo con el público y no excesivo en su tiempo.


Entre su repertorio están la famosa Aria de Carmen (Bizet), Manuel de Falla, la estación Invierno de Vivaldi, La canción para Cello de Bach, entre otras  además de música tradicional country en un momento de “incertumbre musical que no estaba en el programa”, y como era de esperarse un gran final con el Caprice #24 de Paganini. Todo esto mezclado con un estilo clown abundante en cabriolas, estereotipos bien definidos, comedia física que hacen una risa universal y entendida por todos. Excelente selección para comenzar un festival de teatro. 

miércoles, 8 de abril de 2015

Sonia Chocrón no tiene "Ni un pelo de tonta."

Cuando mi padre me comentó que iba a dirigir una obra de una escritora, que es poeta, y que se está estrenando como dramaturga, lo primero que pensé fue “qué intenso, va a dirigir una obra rocambolesca, barroca, y llena simbolismos, parsimonia y metamensajes”, No fue el caso. Afortunadamente todo eso es parte de lo prejuicioso que me he vuelto como teatrero.

Pero ni tan calvo ni con dos pelucas. Salir del Urban Cuplé y haber visto una obra bien escrita, te hace sentir que hay esperanza en el teatro venezolano. Y este es el caso. Ni un pelo de tontas es una comedia con estructura clásica, planteamiento del conflicto correcto, el ambiente climático es el de una comedia, la duración es perfecta para plantear lo que se tiene que plantear y los personajes están bien definidos.

El casting está correctamente casteado, Mary Carmen Sobrino que está estrenándose como actriz, no está nada mal, Michelle Taurel es actriz con mucho potencial por explotar, se le ve buen futuro y Robert que es el que más cancha tiene, está en su zona de confort (no que eso esté mal). Lo bueno es que ninguno desentona. La dirección es dinámica, y conserva el ritmo de una comedia de este estilo, la dirección de arte literalmente está sacada de una peluquería real.

Una señora entra a una peluquería para hacerse un nuevo look porque va a reconciliarse con su esposo y la peluquera que la atiende es la amante. Para enredar más la cosa, un malandro entra a la peluquería perseguido por la policía y estando rodeados, intenta frustradamente de mantenerlas de rehenes. Pero, como de máscaras se trata, ninguno es lo que pretende ser.


El tema es claro: la apariencia. El venezolano vive de aparentar lo que no es. En este caso, la señora no es la millonaria que pretende ser, la peluquera no es la chavista que pretende ser y el que entra a la peluquería no es el malandro que pretende ser. El país se quita la máscara y nos muestra su verdadero rostro. Para ser una comedia del Urban Cuplé, supera las expectativas. ¡Yo sí quiero que Sonia Chocrón siga escribiendo teatro!

La obra se presenta en el Urban Cuplé, viernes y sábados a las 7pm y domingos a las 6pm. Entradas en tuticket.com o en las taquillas del teatro. 

martes, 7 de abril de 2015

Sudado



El primer ciclo (o temporada) del FIT-C que organiza Carmen Ramia (ahora hay que diferenciarlo así puesto que FUNDARTE también lo hace internacional), llega a su fin, con tres propuestas que se trajo, una de México, una de Argentina y otra de Alemania. Personalmente sólo pude ver la propuesta de Argentina, Sudado, por los compromisos teatrales que como actor llevo. 

Sudado es una comedia con un ritmo lento, sin punta climática, con un conflicto débil, demasiado larga para lo que tiene que contar y peor con final anticlimático. No son precisamente características que favorecen a una comedia, sin embargo, la obra flota por su comicidad en los textos y las situaciones con las cuales podemos relacionarnos.

Todos nos hemos enfrentado alguna vez a lidiar con obreros que en lugar de ofrecer soluciones, lo que hacen es llenarnos el camino de más problemas y excusas. De eso va esta obra. El título de la obra no es claro. Imagino que proviene del sudor de los obreros a la hora de… inventar excusas.

Dos obreros, uno peruano y otro argentino deben terminar el lobby de un teatro para una serie de conciertos que se programarán pronto. El Arquitecto llega a revisar cómo están los preparativos para la apertura, que es en dos días, y ni siquiera la mitad del trabajo está culminada. El proveedor no llegó con los materiales completos, los obreros quieren irse antes, no quieren trabajar el día siguiente, ofrecen un almuerzo al arquitecto y una infinidad de situaciones con las que alguna vez nos hemos tenido que enfrentar.

El final ni siquiera se entiende. Las luces del escenario se apagan para mostrar un cuadro fluorescente de Machu Pichu, por veinte larguísimos minutos. Textos al azar, silencios anti dramáticos, uno de los personajes sale de escena y se escucha un ruido extraño. Saludo. Es todo. Final abierto e incomprensible. Sinceramente no la recomendaría.