El primer ciclo (o temporada)
del FIT-C que organiza Carmen Ramia (ahora hay que diferenciarlo así puesto que
FUNDARTE también lo hace internacional), llega a su fin, con tres propuestas
que se trajo, una de México, una de Argentina y otra de Alemania. Personalmente
sólo pude ver la propuesta de Argentina, Sudado,
por los compromisos teatrales que como actor llevo.
Sudado es una comedia con un ritmo
lento, sin punta climática, con un conflicto débil, demasiado larga para lo que
tiene que contar y peor con final anticlimático. No son precisamente características
que favorecen a una comedia, sin embargo, la obra flota por su comicidad en los
textos y las situaciones con las cuales podemos relacionarnos.
Todos nos hemos enfrentado
alguna vez a lidiar con obreros que en lugar de ofrecer soluciones, lo que
hacen es llenarnos el camino de más problemas y excusas. De eso va esta obra. El
título de la obra no es claro. Imagino que proviene del sudor de los obreros a
la hora de… inventar excusas.
Dos obreros, uno peruano y
otro argentino deben terminar el lobby de un teatro para una serie de
conciertos que se programarán pronto. El Arquitecto llega a revisar cómo están
los preparativos para la apertura, que es en dos días, y ni siquiera la mitad
del trabajo está culminada. El proveedor no llegó con los materiales completos,
los obreros quieren irse antes, no quieren trabajar el día siguiente, ofrecen
un almuerzo al arquitecto y una infinidad de situaciones con las que alguna vez
nos hemos tenido que enfrentar.
El final ni siquiera se
entiende. Las luces del escenario se apagan para mostrar un cuadro fluorescente
de Machu Pichu, por veinte larguísimos minutos. Textos al azar, silencios anti
dramáticos, uno de los personajes sale de escena y se escucha un ruido extraño.
Saludo. Es todo. Final abierto e incomprensible. Sinceramente no la
recomendaría.
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