martes, 21 de abril de 2015

¿Otelo?

El grupo teatral Gabriel Chamé, de Argentina, invitado especial del festival, llegó con Otelo. Cuando pienso en Otelo no puedo evitar pensar inmediatamente en la versión en la que Laurence Olivier se pintó la cara de negro para representarlo o más contemporáneamente a Laurence Fishburne (Sí, Morfeo en Matrix) y Kenneth Bragnnar en su propia versión.

Incluso no pude evitar pensar en la versión de Javier Moreno, que, aunque tenía sus desaciertos a nivel de dirección, tiene las magistrales actuaciones de William Cuao y Antonio Delli. La primera observación antes de ver esta versión de Otelo, es no haber visto en ninguna foto del montaje a un actor negro. Me dije, “qué montaje tan raro, no creo que vayan a maquillar a un blanco”.

Efectivamente es la primera observación que haces de la obra apenas comienza, 



“¡Una obra que tiene como principal tema el racismo (además de los celos), y no hay un negro en escena!”


Al principio pensé que los actores estaban un tanto sobreactuados, pero después caí en cuenta que se trataba de una parodia, lo cual me asombró bastante. La sinopsis que te da el festival no te lo da a entender así: “Othelo es actual y me cuestiona sobre: el amor, la lealtad, el racismo, la ambición, la violencia doméstica, envidia, celos, frialdad científica y/o creencia sanguínea. ¿Qué es para nosotros un negro, un mentiroso, y la venganza?”

Al principio estaba horrorizado por lo que estaban haciéndole al Otelo de Shakespeare, después recordé que Aquiles Nazoa, uno de los mejores dramaturgos de principios del siglo XX en Venezuela, se dedicó en su mayoría a la parodia, sin embargo recordé también que Aquiles cuidaba muy bien sus textos, todos en verso y de una riqueza literaria incomparable.

A pesar de este primer shock, pude entregarme al género y disfrutar de la pieza. Los cuatro clowns de la pieza mantienen en sus 2 horas de obra la atención del público haciéndolo reír en todo momento. Sólo en el momento en que Otelo se llena de celos y asesina a Desdemona es que hacen de la obra una tragedia. El resto es parodia. No hay intención de tomar en serio ninguno de los temas subyacentes de la obra, sino de hacer burla de ellos para buscar la risa fácil del público.

La escenografía son unas cajas que mueven de un lado a otro para crear los distintos escenarios de la obra. Me sorprendió que con cuatro actores pudieran hacer todos los personajes. Un actor para Yago, otro para Desdémona, otro para Otelo y el otro que hace al resto de los personajes, Cassio, Rodrigo, Emilia, Bianca y Ludovico.

Tuve la interrogante durante casi toda la pieza, “¿Y cómo van a resolver la escena en que Rodrigo mata a Cassio?”, Respuesta que dejó sorprendidos a todos, pues el actor en ese momento debía hacer los textos de ambos personajes cambiándose inmediatamente la utilería que llevaba encima por cada texto dicho, para finalizar con el llamado de Ludovico, proeza para cualquier actor cómico, pues mantuvo el ritmo de la comedia que llevaban intacta. (Pensando que ya la obra tiene 1 hora 40 en este punto.)   


Una parodia divertida, bien actuada (o payaseada) y te mantiene por dos horas entretenido. Personalmente no la volvería a ver, sin embargo no puedo dejar de admitir que me divertí viéndola, y como esa era su intención, puedo decir que logran su cometido. 

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