Tuve oportunidad de ver dos obras infantiles que ofrece el
festival de Caracas, el mismo día, y en la cual salí fastidiado de una y
conmovido de la otra.
Gatomaquia es un poema de Lope de Vega que un grupo uruguayo
llevó al teatro. Nunca he estado en contra de hacer adaptaciones, el problema
es cuando no se respetan las leyes de lo que estás transformando.
Celina Sabor, especialista en el tema, afirma que Gatomaquia
puede ser perfectamente un argumento de una Comedia de capa y espada en donde
las Silvas I, II y III sirven de primer acto, en el que se presentan los amores
de Marramaquiz y Zapaquilda y aparece Micifuz, un gato forastero rico, que
conquista con dádivas el corazón de la gata.
Las silvas IV, V y VI sirven de segundo acto que empieza con
la locura celosa de Marraquiz. Hay un concierto de las bodas de Zapaquilda y
Micifuf, a lo que le sigue un segundo ataque de locura furiosa del despechado
que produce el rapto de la novia el día de las bodas, y Micifuz que le declara
la guerra. La silva VII funciona de tercer acto en el que la fatalidad del
destino favorece a Micifuf; Marraquiz es asesinado por un cazador. Afirma la
especialista que, “Un estudio en profundidad de la morfología de “La Gatomaquia”
llevaría incluso a demostrar el ritmo teatral de la acción”. No hay dudas
entonces, de que este poema es teatralizable.
Sin embargo a pesar de lo teatralizable de este poema, esta
compañía uruguaya no supo hacer una buena adaptación. Predomina la narración en
detrimento de la acción dramática, no fijas a ningún personaje porque no están
delineados, las acciones se pierden, sientes que todo es repetición de lo
anterior, la hora y media se te hace interminable. Terminas teniendo un texto
muy bonito, pero poco atractivo dramatúrgicamente.
Además de eso, Gatomaquia tenía poco atractivo a nivel de
dirección. Más allá de que los actores ocasionalmente tocaban uno que otro
instrumento en escena, y un momento en el que rompen con un rap, sigue sin ser
interesante la puesta. Creo que les hubiese ido mejor haciendo Fuenteovejuna.
Por el contrario, “Un poco invisible” fue una experiencia
magnífica, a través de una perfecta fusión entre stop-motion, doblaje en vivo y dos actores, se logró un resultado
muy interesante. Una historia además conmovedora, sobre la culpa de un niño por
la muerte de su madre canalizado por un amigo imaginario “casi invisible”.
Incomprendido por el mundo de los adultos, finalmente es el abuelo quien lo
comprende y lo libera de su culpa, por tanto su amigo termina por desaparecer.
Totalmente recomendable.
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