Como ya se mencionó en ensayos anteriores, al hombre le gusta sentirse importante. Por eso si tomamos una actitud humilde ante los demás y elogiamos sinceramente los pequeños detalles que los distinguen, nos lo agradecerán en gran medida.
Al elogiar a estas personas, no debemos esperar algo a cambio más que la satisfacción de sentirnos bien con nosotros mismos. De esta manera, probablemente recibiremos algo a cambio. Pueden existir casos en que no. Recordemos, como ya he dicho en ensayos anteriores, que la adulación no nos lleva a ninguna parte.
Estos elogios debemos notarlos en cualquier momento y en cualquier sitio, hasta en el detalle más mínimo. Es por eso que nuestros cinco sentidos deben estar abiertos en todo momento.
Por ejemplo, una mujer agradece en descomunal tamaño que un hombre note que tiene un nuevo look en el cabello. Tan simple y llano como hacérselo notar, producirá un agradecimiento en ellas. Por el hecho tan simple de haberlo notado, le hemos alegrado el día y sin mucho esfuerzo.
Es natural que nosotros nos nutramos de otras personas al hablar con ellas sobre lo que saben. El poeta estadounidense Raph Waldo Emerson lo decía de esta manera “Todos los hombres que encuentro son superiores a mí en algún sentido; y en tal sentido puedo aprender de todos”.
En conclusión, en la manera que nosotros humildemente nos presentemos a los demás, la aplaudamos en sus detalles más mínimos, de esa manera nosotros aprenderemos de los demás y nos haremos mejores personas
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