Es innegable que a todos nos gusta hablar sobre aquellas cosas que, conocemos, sabemos y entendemos. No hay nada más sabroso. Pero esto es un error muy común al socializar. Muchas veces no logramos ponernos en los zapatos de los demás y entender que nuestros amigos también quieren hablar sobre todo aquello que ellos conocen. Lo único que lograremos es a la larga quedarnos sin amigos. Seremos considerados de pedantes, de “aquel que le gusta escucharse hablar”
Además qué nos cuesta preguntar a los demás por su vida, sus comienzos, sus ideales. Dale Carnegie dice que “Casi todos los hombres que han triunfado se complacen en recordar sus luchas iniciales”
Tenemos que presentarnos humildes ante nuestros amigos. No estoy diciendo que no debemos hablar con nadie y callarnos para toda la vida no. Sino más bien dejar que el otro hable más que nosotros. De esa manera nuestros amigos se acercarán más, nos tendrán más confianza y siempre querrán hablar con nosotros. El filósofo francés Rochefoucauld dijo una vez “Si quieres tener enemigos, supera a tus amigos; si quieres tener amigos, deja que tus amigos te superen”
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