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jueves, 27 de mayo de 2010
¿El mejor de los mundos posibles?
Uno de los principales filósofos de la Ilustración francesa, indudablemente fue François-Marie Arouet “Voltaire”. Con su ágil pluma punzante, con ese humor irónico que lo caracterizaba escribió muchas críticas que son hasta el sol de hoy muy cuestionadas.
En una de sus obras “Cándido o El Optimista”, se burla despiadadamente del filósofo cristiano Leibniz.
Éste decía que vivimos en el mejor de los mundos posibles, refiriéndose a que se encuentra en la naturaleza del hombre ser (o intentarlo al menos) un hombre de bien. Es decir que el hombre apunta siempre a la búsqueda de la perfección. Para Leibniz el peor de los mundos posibles es el del hombre que apunta hacia el mal y quiere voluntariamente alejarse de la perfección.
Cuando Voltaire lee la frase de Leibniz, éste se convierte en su objeto de burla. Pero no lo hace porque pensaba, como sí pensó Hobbes, que el hombre es y seguirá siendo malo. Voltaire no entendió lo que quería decir Leibniz. Él confundió sus términos, pensando que lo que quiso decir este filósofo, es que el mundo es perfecto y no tiene ninguna imperfección. Esta teoría es muy fácil refutarla: simplemente somos testigos de todas las guerras que el hombre ha ocasionado, la pobreza, el enriquecimiento de unos cuantos a costa de un pueblo, la corrupción, la existencia de totalitaristas y dictadores, violadores, criminales, asesinos que demuestran claramente que el mundo es imperfecto.
Es por eso que el joven Cándido, un hombre bueno, optimista, vaga por el mundo buscando el mundo “perfecto” que no consigue. Como nuestro héroe es optimista él no va a cambiar su forma de pensar, a pesar de todas las desgracias que padece y de los horrores que ve en el mundo.
Cándido recordará siempre las enseñanzas de su maestro que le decía que cualquier mal que pueda sucederle es una contribución al bien común, (parte de la ironía del autor claro está). Sin embargo, Voltaire no niega que el hombre sea bueno. De hecho en esta sátira Voltaire crea personajes como el anabaptista Jacques que ayuda a Cándido en su viaje y se presenta como un ser altruista. Lo mismo que con el personaje de la vieja que lo recoge del suelo, lo lleva a su casa y le da de comer. Podemos decir entonces que Voltaire admite que existe bondad en el mundo.
Podemos concluir que, viéndolo desde una perspectiva diferente, Voltaire no destruyó la filosofía de Leibniz, sino que hizo su propia crítica, de las imperfecciones del mundo. Su sátira es totalmente válida y no es tan pesimista como se piensa. Para Voltaire (y creo que para Leibniz también) el mundo no es malo, simplemente es imperfecto.
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1 comentario:
En términos de Ética, del Bien y del Mal, este mundo es manifiestamente mejorable. Es un mundo contradictorio, paradójico, con lo bueno y lo malo muy mezclados y en el que a veces lo uno surge de lo otro. Pero me parece que Leibniz fue malinterpretado por la mayoría, el no se refería a estos aspectos, creo que hablaba en términos filosófico-matemáticos y ahí ya no entro.
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