¡Max Bialystock
lo volvió a hacer! Es lo primero que pensé cuando terminé de ver este
espectáculo, haciéndole un guiño a los Productores
de Mel Brooks. Y es que ver un espectáculo de Federico Pacanins es verlos
todos.
Leer
el título Broadway en Caracas te da
una idea bien clara de lo que vas a ver, o por lo menos sabes lo que te
prometen, una revista musical. Según
el DRAE Revista en su sexta acepción
es “Espectáculo teatral de carácter frívolo, en el que alternan números
dialogados y musicales”. La Wikipedia
nos da un concepto más amplio del “Francés: Revue, es un subgénero dramático de la comedia que se desenvuelve en un tipo de espectáculo que combina música, baile y, muchas veces, también breves escenas teatrales o sketches humorísticos o satíricos.”[1]
Mirna
Ríos, Gerardo Soto y Sandra Yajaure con sus afinadas y melodiosas voces
interpretan canciones de Broadway. A mi particularmente me emocionó cuando
Gerardo Soto interpretó Angel of Music, de
uno de mis musicales favoritos de todos los tiempos El Fantasma de la Ópera. No puedo pasar por alto el hecho de tener
un pianista en escena; la música en vivo siempre se agradece en un montaje.
Una
obra de teatro puede tener una trama sencilla o compuesta, con una única unidad
de acción o múltiples unidades y subtramas, puede ser una sucesión de sketches o un planteamiento aristotélico
con inicio, desarrollo y desenlace, pero lo más importante es que debe estar
bien escrita y ahí radica el problema. Un texto soso, sin gracia, con chistes
viejos y repetitivos y para colmo didácticamente infantil, sin sal ni pimienta.
Todos los elementos para poner a dormir al público, desear que se acabe ya, o
en el mejor de los casos rogar porque venga el próximo número musical.
Como
vengo diciendo desde hace tiempo, ahora todo el mundo se cree dramaturgo, todo
el mundo cree que tiene la sensibilidad de Lupe Gerenberg, la pericia de Karin
Valecillos, la audacia de Gustavo Ott o de Elio Palencia. Algunas canas sí son
gratuitas. ¿Algo rescatable? La obra es por primera vez en la historia de los montajes del Sr. Pacanins, corta. No durará más de una hora y media ¡Gracias a la dialéctica! Y no es que yo tenga algo en contra de las obras largas. La novia del gigante de Luigui Sciamanna es una obra que yo volvería a ver, sin importar su larga duración, porque en ese caso el texto es excelente.
En
dirección también hay terribles desaciertos, la selección de los números
musicales donde arbitrariamente del director unos son en inglés y otros en
castellano, sin justificación alguna. En segundas, tener en el elenco a Mirna
Ríos y no sacarle el suficiente provecho, dándole a penas 2 o 3 canciones,
cuando bien pudo distribuir equitativamente entre los 3 actores el repertorio
musical. Algo tan simple como poner al pianista a cantar, cuando no tiene voz para hacerlo. ¡Zapatero a sus zapatos!
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