El Titanic
se hunde y los violinistas insisten en seguir tocando; esa es la metáfora del
país que nos ha tocado vivir a los artistas venezolanos. El Urban Cuplé ha
cerrado sus puertas como teatro y se ha dedicado al micro-teatro exclusivamente.
El comentario más escuchado “los espacios se reducen”. Y efectivamente cada vez
es más difícil conseguir sala, montar una producción, mantener las entradas a
un costo accesible y conseguir una entrada masiva del público, y sin embargo
seguimos empeñados en continuar tocando.
El teatro breve no es una invención de estos nuevos tiempos; desde mucho antes que a Miguel de Cervantes se le ocurriera escribir sus entremeses, ya existían pequeñas obras que se intercalaban entre actos de las tragedias griegas, entre pantomimas y sátiras. Lo que sí es invención de nuestra contemporaneidad es el empaque en que se presentan; el estilo de varias obras que simultáneamente se presentan por 15 minutos entre una cantidad repetida de funciones por noche.
El
Urban Cuplé ya lleva su primera semana de temporada de 30 obras que presentan. En
esta semana he visto ya 12. De las que he visto hasta ahora, la que para mí se
lleva el primer lugar es Open Mind. Sospecho
que la obra se inspira en el video aquel del trio sexual que se filtró por
internet. Pero la obra va más allá
de eso, en un juego de manipulación mediática hay una reflexión sobre nuestra
sociedad y nuestra relación con los medios de comunicación. Las actuaciones de
los jóvenes actores Kenia Carpio y Theylor Plaza son excelentes, de igual
manera la dirección muy rajatabliana y la dirección de arte muy acorde a la
pieza representada.
01 la Comedia Musical, es mi segunda recomendación; un divertimento
para todos los amantes de los musicales de Broadway. Una historia sencilla,
divertida, y con mucha música. Bien coreografiada, bien cantada y con una
producción de altura.
Métete, comedia de situaciones. Dos actores,
Dairo Piñeres y Mario Sudano, encarnan arquetipos de personajes que entran y
salen en el metro de Caracas. Sorprendente la rapidez de ambos para cambiarse y
en 15 minutos hacer por lo menos 6 personajes cada uno. Una obra que me ha
sacado 15 minutos de grandes carcajadas.
Pran, pran, pran, es un musical dentro de un penal
venezolano. Esta obra tiene una composición musical original que te pone los
pelos de punta y un ensamble vocal destacado, y especialmente Gonzalo Guerrero
es quien se lleva mis mayores aplausos, en voz e interpretación.
Cocinando con Dorangel, parodia de los programas de cocina
con el caníbal de San Cristobal. El texto no es gran cosa, pero la emulación de
Armando Álvarez vale la pena.
Bipolar, una obra bastante peculiar sobre un
paciente bipolar en un sanatorio con alucinaciones y problemas de identidad sexual.
La energía de Juan Carlos Gardie abruma, lo mejor de la obra.
Muertos de amor, José Luis Useche regresa al bate
una vez más. Una pareja que después de muerta siguen juntos en un tormentoso
matrimonio. Los diálogos son ágiles e inteligentes, la producción tiene un
sentido de espectacularidad muy bien pensada, entre los vestuarios, la
escenografía, las luces y el maquillaje y la dirección es precisa y concisa.